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Un cuento sobre la Feria de Sevilla: "Rodeado por el sexo" de Edwin Umaña Peña
La Feria de Sevilla es el gran evento de la legendaria ciudad andaluza, que cada año se realiza en el mes de abril, dos semanas después de terminada la Semana Santa. La capital andaluza es célebre por estas dos celebraciones, la religiosa durante la Semana Mayor, y la festiva, cuando durante dos semanas se celebra y se baila sin parar en las casetas ubicadas en la explanada del barrio Los Remedios. Sevilla, la ciudad más importante del mundo occidental durante los años gloriosos del Imperio Español, también es escenario de grandes obras de la literatura universal, en especial las escritas durante el Siglo de Oro español por genios como Miguel de Cervantes Saavedra, Lope de Vega o Tirso de Molina. Una de las más divertidas es la novela ejemplar Rinconete y Cortadillo, de Cervantes, donde la ciudad es especial escenario del picaresco deambular de dos landronzuelos castellanos que llegan allí a buscarse la vida. A continuación presentamos el cuento Rodeado por el sexo, del escritor Edwin Umaña Peña, que pretende hacer un homenaje a esta gran fiesta sevillana y a su tradición literaria cervantina.
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"Destiempo" de Enrique Echeverría Ovalle, minicuento premiado
El minicuento es una forma literia que requiere extrema precisión y efectividad en su construcción. Una forma literaria exigente cultivada por grandes autores latinoamericanos como Augusto Monterroso, Julio Cortázar o Cristina Peri Rossi. Presentamos el minicuento "Destiempo" del escritor Enrique Echeverría Olaya, segundo lugar en el concurso de minucuento organizado por la Escuela de Artes de la Universidad Central y la Editorial Escarabajo de Bogotá.
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"Amsterdam" - Cuento de Miguel Hernández Girón
Oh. Chet, Chet, Chet, Shit, Shit, Shit. Nos reímos ante la absurda combinación de palabras y lo ciertas que resultan.
La recepcionista nos mira desconcertada, nos pide el pasaporte y nos pregunta el nombre. Otra vez Llevamos tres días hospedados y nos pide le mostremos de nuevo el pasaporte, debe estar loca, la pobre. Mira la cara que tiene Chet. Cara de pudín, de rica fresa, delicioso pudín que un marido saborea goloso todas las noches al llegar a casa. Qué tetas, Chet, mira qué tetas tiene la recepcionista. Ahora en adelante le diremos Tetas. Quedas bautizada Tetas. Uffff.
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"Memphis" - Cuento de María del Mar Escobedo
La campanilla de la puerta se agitó con fuerza. Un hombre corpulento, de abrigo blanco y una espesa barba negra entró y se sentó en la barra. Traía un morral grande y desteñido que dejó caer a sus pies. Afuera, la nieve caía mecida por el viento que arrastraba gotas de agua sucia. El sendero de la entrada no se distinguía ya de la calle, ni de los predios aledaños. A lado y lado se iban amontonando colinas negras de nieve apelmazada, que enfriaban las paredes del bar Memphis.
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"Tedio" - Cuento de Néstor Bautista Mancilla
‘El farsante publicó las fotos fabulosas’.
Después de dormir mal, doña Felisa recordaba al despertar unas frases sin sentido, sonoras y, en este caso, dolorosas. Esa noche, como durante las anteriores 23, sus pensamientos solo eran para el marido con el que estuvo durante 20 años.
“Ese maldito”.
El día anterior su hija, de 19 años, la había visitado y le mostró fotos de su papá en Cartagena con la nueva novia. Se veía sonriente, abrazando a una mujer de torso juvenil.
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"Tarrito" - Cuento de Néstor Bautista Mancilla
—¡Mi tarro, mi taaaarroooo… mi taaaarrooooo….! —les grito a los pendejos del ‘indio’ y ‘carerojo’, pero no se levantan.
Me escondieron mi tarro y como saben que yo-que yo me desespero cuando me despierto sin mi tarrito, me la volvieron a hacer.
¿Los granpendejos se hacen los dormidos o el dulce lo tienen todavía metido en las vísceras?
—¡Aaabraaaa… aabraaaa… puerta-puerta….! —le grito al guardia azulado, pero me pone la mano abierta en el aire pa’que me espere.
Cinco minutos más para agarrar mi tarrito. ¿Cómo voy a comer? Y tengo ganas de mear. Me asomo por la reja y lo veo allá tirado. Mitarrito-mitarrito, tan solito, aguantando frío. Como si no supieran del frío que hace por la mañana. Malparidos, hijosputa, mi tarrito en ese patio y sin colchoneta pa’ dormir. Ya se me llenó la cabeza de mierda. Corro la cortina de mi pedazo de cambuche, camino hacia la colchoneta del ‘carerojo’ y le doy un patadón en el estómago. Pero el hijoputa ni se mueve.
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Maleza y cemento
Las casas cada vez más perdidas entre la maleza. El recuerdo se resiste a caer en el olvido, pero es cuestión de tiempo. La manigua lentamente hace lo suyo. Entra por la ventana, la puerta, las habitaciones, las cocinas, por todas partes. El olvido llegará cuando el monte se trague los restos. Es una pena.
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"Vuelo nocturno" - Cuento de H. A. Calderón
Es de noche y la costa está a 80 kilómetros. Abajo, el mar, está tranquilo. Casi duerme. El firmamento sigue cerrado. Casi inexpugnable.
Por años, Antoine, ha piloteado aviones. Conoce de memoria las rutas del Cono Sur de América, las cartas de navegación de los cielos del Sahara, y los vuelos por instrumentos sobre el Mediterráneo. Noches así han sido muchas. Soledad, oscuridad, y el Brrrrrrrr del motor del aeroplano.
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"El ladrón de palabras" de Nathalie Minne
Un personaje enigmático, el ladrón de palabras, sale cada noche cuando “la luna alumbra el camino”. Un niño, un mago, un ser misterioso, que ataviado con una capa negra, un gorro de dos picos y una larga bufanda, trepa por los tejados pescando palabras con su red. Palabras que se evaporan en el silencio de la noche a través de las chimeneas, emergiendo por la ventanas, esfumándose de entre los labios. Las más bonitas de todas las que se usan para contar historias a las niñas y los niños.
Cargado de palabras tiernas, palabras llenas de ira, palabras largas, palabras viajeras, el ladrón vuelve a su casa y hace un esfuerzo por recortarlas, organizarlas y colocarlas en su frasco de cristal correspondiente. Una enorme estantería llena de decenas de tarros con todo tipo de clasificaciones de vocablos: “palabras difíciles, palabras de circo, palabras feas...” son su gran tesoro. Luego como un alquimista de letras las combina en fórmulas inventadas: dos palabras largas, una suave, una picante... y así crea historias que le cuenta a los animales. Aunque intenta pasar desapercibido, una noche un niño lo ve desde su ventana y lo saluda, el ladrón, quien se asusta al sentirse observado, cae al suelo; pero el niño lo ayuda y comienza una hermosa amistad. Y es cuando en uno de sus vuelos nocturnos conoce a una niña con la que se queda sin palabras...el ladrón sale a robar nuevas palabras: “palabras de amor”.
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"Arriba del árbol más alto" de Margaret Atwood
Dos niños viven en lo alto del árbol más alto acompañados por un búho. Son felices en las ramas del manzano que son su columpio, su soleada terraza, su casa y hasta su cama. A veces llueve, y ventea bien fuerte “¡qué susto!” pero lo peor sucede cuando dos inocentes animalitos, unos regordetes castores, deciden roer sus escaleras y los dejan sin poder bajar más al suelo.
El cielo sin la tierra no tiene sentido, el día sin la noche, la luz sin su sombra...”¡socorro! ¡queremos bajar!” gritan ambos. El búho vuela en busca de ayuda y les trae a un amigo que los salva, un pájaro, de fuego y coraje, que los sube en su chepa, los vuela en el cielo y los deja en el suelo. Pero ellos quieren seguir viviendo en lo alto del árbol más alto. Ilusionados apuntalan tablones contra el tronco creando unas nuevas escaleras. Duermen en las ramas del manzano acompañados por el búho y acurrucados por La Luna. ¡Mañana a por una nueva aventura en el árbol de sus sueños!